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La entrevista que nunca logré (2)

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ISIDRO AVILA CAPTA A NEIL
ARMSTRONG EN LA LUNA

Por Manuel Triay Peniche

Para Isidro Avila no había imposibles. Nunca los hubo en su fructífera carrera de periodismo gráfico. Como decía el Arzobispo don Fernando Ruiz Solórzano: “Avila está en todos lados y a la hora oportuna”. Tanta confianza le tienen en la Redacción del Diario de Yucatán, que inclusive la foto de Neil Armstrong cuando dio el primer paso de un hombre en la Luna, el 21 de julio de 1969, se publicó, en una primera tirada del Diario, calzada con la fima de Isidro y nadie dudó que no fuera cierto, aunque él se encarga de negar la paternidad de la gráfica y asegurar que no estuvo ahí, pero que le hubiera gustado tomar esa foto.
Isidro Avila inspiraba confianza a sus compañeros de brega. Su tenacidad es sorbresaliente. Si de cumplir se trataba, no había hora ni frío ni calor, ni hambre ni cansancio. Nada lo amedrentaba, los pretextos no figuraban en su agenda. Tenía un solo mandamiento, una sola meta: hacerlo bien y a la primera.
Isidro Avila es, sin duda, uno de los yucatecos más conocidos en el Estado gracias a su asidua labor periodística que lo llevó por todos los rincones. Lo mismo se le veía en la S.I. Catedral, que en el Club Campestre, en la Casa del Campesino, o cubriendo campañas políticas, muchas veces bajo piedras y amenazas.
Nuestro homenajeado guarda en sus recuerdos pedazos de historia que pocos mortales tienen la dicha de conjugar. Lo mismo vivió en carne propia el reproche airado de algún gobernante por una foto enojosa para el personaje o el saludo de mano del Papa Juan Pablo II en Villahermosa, o una semana completa al lado de Jacqueline Kennedy, “con quien estuve de gira por el Sureste, cuando ya era la viuda del presidente de los Estados Unidos, Joan Fitzgerald Kennedy”.
Y hemos agregado que Isidro ha sido siempre ejemplo de entrega al trabajo: “Gracias al Wamphole, el Hemostyl, el hígado de bacalao y todos los vitamínicos que me dio de niño mi abuelo farmacéutico, en un intento inútil de hacer que subiera de peso. “En más de medio siglo en el Diario sólo he faltado una vez a mi trabajo, cuando, casi amarrado, me llevaron mis hijos a que me operaran de una hernia”.
En la repleta alforja de sus recuerdos, también guarda uno con especial emoción: la fecha y el acto de su primera foto publicada en este periódico “con mi firma”: el acto, cita de memoria, fue la inauguración del convento de las Madres Trinitarias de Chuburná y la fecha, el 4 de octubre de 1955.
Entre las muchas personas a las que vive “eternamente agradecido” hay asimismo dos: una es don Roger Rodríguez, quien le dio prestada su cámara Zeiss Ikon con todos sus aditamentos para empezar a trabajar, y Gregorio “Goyo” Méndez, extinto reportero gráfico que lo inició en la actividad periodística, “el me sacó a la calle con una cámara”, cubriendo el béisbol en el Estado Salvador Alvarado.
Isidro Avila llegó al Diario de Yucatán un día en que el periódico buscaba al fotógrafo “oficial” Joaquín Reyes Sánchez, “Torrente”, para unas fotos en un club social. “Como no aparecía, porque en realidad vivía en Ciudad del Carmen y yo tomaba sus fotos para el periódico y las llevaba a su mujer, quien las entregaba y se publicaban con la firma de aquél, alguien le dijo al jefe que el chamaco Avila era quien tomaba las fotos, y me mandó llamar”.
-A partin de entonces comencé a colaborar esporádicamente, hasta el día en que ya estuve de fijo y se publicó mi primera foto con mi firma.
-Mis primeras fotos periodísticas fueron de béisbol. “Goyito” y “Torrente” me iniciaron en el Estadio. Como entonces no había teléfotos ni cámaras rápidas, cuando sucedía algún “atrapadón” en los files o en el campo corto, al día siguiente llevaba al autor de la jugada y lo hacía repetir el lance para tomar la foto. Mis trabajos entonces se publicaban en el revista “Hit”, que ya desarepeció.
-En el boxeo también había que tener mucha suerte para lograr una buena foto, porque teníamos unas cámaras que se llamaban “Speed Graphic”, que llevaban unos “filme pack” de 12 exposiciones. Para tomar la foto, primero tenías que poner el tubo en el “flash” luego preparar la película. Cuanto tomabas la gráfica tenías que repetir la operación, de modo que a veces noqueaban al boxeador y tú estabas en los preparativos y ni modo de repetir la escena.
Continuará.

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