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Juegos de poder

Repudio a la locura

Los atentados terroristas del 7 de octubre de 2023 en territorio israelí, con sus mil 200 muertos y 251 rehenes, por desgracia, fortalecieron el extremismo en Israel. Y es que fanatismo engendra fanatismo.

Leo Zuckermann

Excelsior

Yo sí les creo a los medios serios internacionales cuando reportan una crisis humanitaria en la Franja de Gaza. Las escenas de muerte, hambruna y desplazamiento son devastadoras. No puede haber medias tintas: hay que condenar lo que está sucediendo ahí.

Tanto Israel como Hamás tienen la responsabilidad histórica de parar esta catástrofe de magnitudes apocalípticas.

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Soy judío. Siempre me he sentido orgulloso de pertenecer a una comunidad que inventó la creencia revolucionaria del monoteísmo y el concepto humanista de “reparar al mundo” (Tikkun Olam, en hebreo) por medio de acciones justas, éticas y solidarias. En este sentido, me duele lo que está sucediendo en Gaza. Es una vergüenza para la larga historia del pueblo judío.

Hay que detener esta locura. No puede ser que los fanáticos de ambos lados estén tomando las decisiones.

Del lado árabe/palestino están los extremistas de Hamás, Yihad Islámica, Hezbolá y hutíes que quieren la desaparición del Estado de Israel y la expulsión de los judíos de ese territorio.

Los atentados terroristas del 7 de octubre de 2023 en territorio israelí, con sus mil 200 muertos y 251 rehenes, por desgracia, fortalecieron el extremismo en Israel. Y es que fanatismo engendra fanatismo. Unos van retroalimentando a los otros, y viceversa.

Como en toda religión, en el judaísmo siempre han existido locos que han malinterpretado la idea del “pueblo elegido”. Son los que presumen tener línea directa con Dios. Extremistas cegados por una fe mesiánica.

Una minoría que está dispuesta a incendiar la pradera porque eso es lo que, según ellos, mandata el Todo Poderoso.

Fanáticos extremistas siempre han existido en la historia del pueblo judío. Hace décadas, sin embargo, representaban una franca minoría sin influencia política alguna.

Cuando estaba en la preparatoria, hace ya más de cuatro décadas, un día trajeron a platicar al rabino Yosef Dayán. Mexicano de nacimiento, había migrado a Israel donde se había unido al movimiento extremista de Meir Kahane, otro rabino racista. Desde entonces, estos fanáticos estaban a favor de expulsar a todos los palestinos de Israel y los territorios ocupados por ese Estado en 1967 (Cisjordania y Gaza).

En ese momento, Dayán se mostró en contra de devolver la Península del Sinaí a Egipto como parte de los acuerdos de paz de 1978. Él creía en la restauración del reino de Israel según los límites establecidos en la Biblia. Su mensaje causó escándalo y risas. Este señor vivía en un mundo bizarro, muy alejado al de principios de los ochenta del siglo pasado.

Lejos de diluirse en el tiempo, estos locos comenzaron a ganar cada vez más presencia en Israel. Son los que se han ido a colonizar ilegalmente Cisjordania. Quieren hacer lo mismo en Gaza: echar, como si fuera posible, a millones de palestinos y quedarse con estos territorios. No creen en la solución de dos Estados.

A la postre, Dayán se hizo famoso por realizar una ceremonia cabalística para justificar la aniquilación de políticos israelíes que estaban a favor de la paz con los palestinos, como Yitzhak Rabin y Ariel Sharón. Al primero lo asesinó un fanático judío, poniendo fin al proceso de paz de Oslo. El segundo tuvo un derrame cerebral cuando era primer ministro. El fallecimiento de ambos pavimentó la llegada de Netanyahu al poder poniendo fin, así, a la pacificación de la región por medio de dos Estados.

El nacionalismo ultraortodoxo en Israel sigue siendo una minoría, pero cada vez más poderosa. Se nutre del fanatismo del otro lado, pero, también, de las reglas del sistema político.

Israel tiene un régimen parlamentario de representación proporcional pura. Los grandes partidos, como el Likud, de Netanyahu, no tienen los votos en el Parlamento para formar gobierno. Requieren de alianzas con partidos chicos que son cada vez más los fundamentalistas de la ultraderecha nacionalista.

Para mantenerse en el poder, Netanyahu requiere del apoyo de estos locos que son los que presionan para continuar la guerra en Gaza y conseguir el sueño guajiro de correr a los palestinos a otro lado, no obstante que la mayoría de los israelíes, según las encuestas, quieren que se termine el conflicto bélico (siempre y cuando Hamás entregue a los 50 rehenes, vivos y muertos, que siguen teniendo en su poder).

El resultado ha sido atroz. Las escenas de muerte y hambruna en Gaza son dolorosas e inaceptables. No tienen nada que ver con el judaísmo humanista de “reparar al mundo” y sí mucho con el fanatismo estúpido de los que creen en aniquilar al otro.

Los judíos que todavía creemos en la paz y en la solución de dos Estados estamos obligados a repudiar esta locura y la catástrofe que está dejando.

Nudo gordiano

Círculo de hierro: Sheinbaum y Harfuch

El nuevo titular de la UIF proviene del núcleo duro que acompañó a Omar García Harfuch.

Yuriria Sierra

Excelsior

La designación de un cuadro cercano a Omar García Harfuch al frente de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) no sólo implica un cambio estratégico, sino la consolidación de un círculo de confianza que la presidenta Claudia Sheinbaum ha ido tejiendo metódicamente desde Palacio Nacional. No es casualidad: la vieja consigna de los “abrazos, no balazos” terminó agotada, víctima de su permisividad frente al crimen organizado y de una realidad que exige acción decidida, inteligencia y músculo institucional. Ahora, el control de las áreas clave de seguridad a nivel federal está, por fin, en manos de quienes han demostrado capacidad operativa y conocimiento real del territorio criminal.

El nuevo titular de la UIF proviene del núcleo duro que acompañó a Harfuch, primero en la Policía Federal y luego en la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México. Este relevo significa enfrentar al crimen con inteligencia, siguiendo el rastro del dinero que financia extorsión, secuestro y narcotráfico. El objetivo es estrangular las finanzas ilícitas y debilitar la estructura de las organizaciones criminales, como ya se hizo con éxito en operaciones emblemáticas contra Los Caballeros Templarios, la Unión Tepito y cárteles que operaban impunemente en la capital.

Bajo la nueva óptica, la política federal de seguridad está dejando atrás las declaraciones ambiguas para transitar a la contundencia: mayor coordinación interinstitucional, fortalecimiento de operativos federales y locales, uso extensivo de inteligencia financiera y trabajos de investigación conjuntos. La Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), ahora alineada estratégicamente con la UIF y otras dependencias, ha implementado operativos simultáneos en distintas regiones clave, además de refrendar acciones focalizadas contra el delito de extorsión, que ha lacrado a comerciantes, transportistas y comunidades enteras.

En materia de reformas, el Congreso aprobó recientemente mayores atribuciones para la UIF, permitiéndole congelar cuentas y colaborar directamente con fiscalías estatales y la FGR en casos de lavado de dinero, “cobro de piso” y operaciones con recursos de procedencia ilícita. Los operativos recientes en Michoacán y Guerrero, donde se desmantelaron redes de extorsión y narcolaboratorios, marcan una ruta que rompe con el pasado: arrestos de alto impacto, decomiso de bienes y detenciones de operadores financieros, más allá del clásico enfrentamiento armado.

Lo relevante no es si el endurecimiento responde o no a la presión arancelaria del gobierno de Donald Trump —ese pulso siempre estará presente en la relación bilateral—, sino que, por primera vez en años, el control narrativo y decisorio de la seguridad está volviendo a un núcleo civil profesional, respaldado por resultados y no sólo discursos. Claudia Sheinbaum y García Harfuch están reencauzando la política pública de seguridad nacional, enfocando los recursos allí, donde más duele al crimen organizado: en el dinero sucio y en la red de extorsión que durante años operó con virtual impunidad.

Hoy, el Estado comienza a recuperar los territorios —físicos y simbólicos— perdidos ante el crimen. La ciudadanía lo exige, la coyuntura lo exige y, por fin, el gobierno lo empieza a cumplir.

Astillero

La ejecución, Tamaulipas y EU // Asesinan a delegado de FGR // WSJ: cárteles debilitan a Sheinbaum // Monreal: disputa insalvable

Julio Hernández López

La Jornada

Cargados de violencia llamativa están siendo los 90 días que ha dado Donald Trump para que México demuestre que está haciendo lo suficiente en el combate a los cárteles y así no sea castigado con aranceles e intervenciones directas.

Ayer, en Reynosa, una ciudad largamente sometida a controles de grupos criminales, fue ejecutado el delegado de la Fiscalía General de la República, Ernesto Cuitláhuac Vázquez Reyna. Las informaciones circulantes a la hora de redactar esta columna señalaban que el atentado se había cometido mediante granadas lanzadas contra el vehículo en que viajaba, y el posterior remate del funcionario.

Este ataque agrega luces rojas sobre Tamaulipas, su gobernador Américo Villarreal y una extensa red política y económica tejida a su alrededor, en la que siempre se mencionan los apoyos electorales a Morena, presuntamente otorgados por Sergio Carmona, apodado el Rey del Huachicol, asesinado en noviembre de 2021 en Monterrey. En las quinielas de supuestas acciones estadunidenses contra políticos mexicanos dicho gobernador aparece con frecuencia entre los tres con mayores menciones.

El golpe asestado en Reynosa se produce en días y horas en que el gobierno claudista, por voz de la propia Presidenta y por el secretario de seguridad pública, Omar García Harfuch, se afanan en mostrar datos y referencias que apuntalen la necesaria versión de que ha bajado la criminalidad en ciertos rubros y que hay un combate exitoso contra cárteles y capos de diverso calibre.

Este lunes, además, el diario The Wall Street Journal publicó un texto titulado Los cárteles de la droga de México perjudican los acuerdos de Sheinbaum con Trump, en el que se asegura que la Presidenta quiere evitar el tipo de acciones militares que funcionarios de la administración Trump han considerado, como enviar un dron para destruir un laboratorio de fentanilo o usar las Fuerzas Especiales estadunidenses para capturar a un capo de la droga. Pero los incidentes que ponen de manifiesto la penetración del crimen organizado en todos los niveles de la sociedad y el gobierno mexicanos podrían debilitar la posición de Sheinbaum (https://goo.su/sDoN).

En ese contexto arrecian las evidencias de divisiones en Morena (marca con denominación oficial de partido, pero sin vida real como tal, sino como instrumento electoral bajo control y, también, bajo pelea de élites).

El coordinador de los diputados federales de la 4T, Ricardo Monreal, respecto a que se multiplican las versiones de que Palacio Nacional lo desea fuera de ese cargo, para que quede alguien con etiqueta de claudista pleno, señaló ayer en videograbación (es decir, en palabras pensadas, reflexionadas, no una declaración banquetera o de ocasión), que la elección intermedia de 2027 será una etapa muy importante de disputa interna insalvable, en la que por la fuerza de Morena, por la representatividad mayoritaria, será el partido que sufra más dificultades para mantener la unidad. Ya desde ahora se presentan en la lucha anticipada por lograr ser candidatos o candidatas a gobernadores o gobernadoras, o a la relección de diputados federales, o a la elección de presidentes municipales, regidores, síndicos y concejales.

La disputa interna insalvable también se muestra en la resistencia de la corriente dirigida por Adán Augusto López, quien lucha por sostenerse en la coordinación de los senadores de Morena a pesar de las insistentes menciones de su responsabilidad política, si no es que judicial, por la designación, mientras era gobernador, de un jefe policiaco en Tabasco que ahora está prófugo y a quien se menciona como jefe del grupo criminal La Barredora.

Y en la tarde de ayer fue asesinado en Cancún Mario Machuca, el dirigente estatal de la Confederación Regional de Obreros y Campesinos, que en Quintana Roo tiene gran peso en cuanto a contratos de trabajo. De inmediato, el fiscal estatal dijo: Tenemos una línea de investigación bien definida, que es la laboral

México SA

Trump, repudiado por mexicanos // Megalómano, ridículo y mentiroso // Índice de aprobación cae en picada

Carlos Fernández-Vega

La Jornada

Desde su primera campaña electoral (2016), y con mayor intensidad en la segunda (2024), el caballito de batalla del actual inquilino de la Casa Blanca ha sido México, causante, según dice, de todos los males habidos y por haber de Estados Unidos, en el entendido –el suyo, notoriamente con delirio de grandeza– de que su país es perfecto, noble y decente, mientras todos los demás son simples rémoras que mañosamente se alimentan de las sobras que deja el gran tiburón.

El mandatario estadunidense es megalómano, arrebatado y ridículamente mentiroso, y cree que su país y el mundo entero lo adoran, aunque la realidad indica todo lo contrario, pues en los hechos su índice de popularidad cae vertiginosamente. Los datos más recientes de la encuestadora Gallup lo demuestran: A seis meses de su segundo mandato, el índice de aprobación del presidente Trump ha caído a 37 por ciento, el más bajo de este periodo y apenas por encima de su peor índice histórico, 34 por ciento, al final de su primer gobierno. El índice de aprobación ha caído 10 puntos porcentuales entre los adultos estadunidenses desde que comenzó su segundo gobierno, en enero, incluyendo una caída de 17 puntos entre los independientes, hasta 29 por ciento, igualando su índice más bajo en ese grupo en cualquiera de sus dos mandatos.

Algo más: fuera de su base republicana, relativamente pocos estadunidenses están satisfechos con su desempeño. Su puntaje ha caído al nivel más bajo de su segundo mandato, prácticamente igualando su peor calificación histórica en ese mismo período durante su primer mandato. Además, recibe puntuaciones generalmente bajas en su manejo de temas claves, como inmigración y economía, principales focos de su campaña.

Y como México es su caballito de batalla, la consecuencia resulta más que obvia. De acuerdo con la más reciente encuesta del Pew Research Center, con Trump de regreso en la Casa Blanca, la gente en México tiene una opinión mucho más negativa de Estados Unidos que durante el último año de la presidencia de Joe Biden.

Dicha encuesta revela que la opinión de los mexicanos sobre Estados Unidos y su presidente se ha deteriorado desde el año pasado; siete de cada 10 mexicanos tienen una opinión desfavorable, mientras 29 por ciento la tienen favorable. El año pasado, las opiniones fueron prácticamente opuestas: 61 por ciento tenía una opinión favorable y 33 por ciento desfavorable. Esta caída de 32 puntos porcentuales en las opiniones favorables es la más pronunciada de los 24 países que encuestamos este año.

Algo más: la gran mayoría de los adultos mexicanos (91 por ciento) afirman tener poca o ninguna confianza en que Trump haga lo correcto en asuntos internacionales. En comparación, una mayoría menor de mexicanos (60 por ciento) expresó poca o ninguna confianza en Biden en 2024. La falta de confianza de los mexicanos en Trump se extiende a su enfoque de la política migratoria: 87 por ciento tiene poca o ninguna confianza en su gestión del tema. Los mexicanos son más propensos que los habitantes de cualquiera de los otros 23 países encuestados este año a calificar negativamente a Trump por su gestión de la política migratoria.

Una de las preguntas de la encuesta fue sobre si los gobiernos estadunidense y mexicano están haciendo un buen o mal trabajo al gestionar la gran cantidad de personas que buscan asilo en la frontera entre ambas naciones. Sesenta y ocho por ciento de los mexicanos respondieron que el gobierno de Trump está haciendo un mal trabajo, incluyendo 26 por ciento que lo consideran muy malo. En contraste, los mexicanos siguen valorando positivamente la gestión de la frontera por parte de su propio gobierno. Aproximadamente dos tercios (68 por ciento) afirman que el gobierno mexicano está haciendo un buen trabajo, en comparación con 60 por ciento en 2024.

Y ahora que Trump quiere jugar a la guerra nuclear habrá que ver la reacción de la comunidad de naciones, aunque, como bien advierte el Kremlin, en un conflicto de esa naturaleza no puede haber vencedores.

Las rebanadas del pastel

Tic, tac, tic, tac. El reloj avanza y a la mafia de la toga sólo le restan 26 días de hueso: En una breve sesión solemne, Norma Piña abrió este lunes el último periodo de sesiones de la actual integración del pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el cual será más breve, pues durará menos de un mes debido a que los ministros dejarán el cargo el próximo 31 de agosto, para que el primero de septiembre inicien funciones los nueve nuevos integrantes elegidos por voto popular (La Jornada, Iván Evair Saldaña).

México y la cercanía incómoda

Edna Alcántara*

La Jornada

México es un país libre e independiente, en el que nací y también aprendí que no vivimos aislados, sino bajo la constante mirada de un vecino inmenso con el que mantenemos una larga relación, que con los años se ha vuelto cada vez más multifacética y compleja. Aparece en conversaciones callejeras, así como en las altas esferas detrás de cada gran decisión económica o política.

Eso me recuerda una frase que decía el ex presidente Porfirio Díaz Mori, quien gobernó México de 1876 a 1911: Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos.

Por eso, cuando el vecino del norte decide aplicar nuevas medidas importantes, entre los afectados siempre se encuentra México.

México es libre, independiente y soberano, es ahora una frase que repite la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, y que se hace eco en todos los rincones del país. México es una sociedad compleja, un espejo en miniatura del mundo entero. Pero eso no significa que el mundo entienda los problemas que enfrentamos, ni siquiera los de una sola entidad, municipio o una pequeña localidad.

EU no es un país lejano: es una presencia constante. En las charlas cotidianas, en los titulares de prensa, en cada discusión pública, su sombra siempre está ahí, incluso intentando inmiscuirse en los asuntos internos mexicanos.

El robo de gasolina es un importante flagelo que enfrenta México, y que en algunos casos deja víctimas mortales, como en la explosión en un ducto de Pemex en el estado de Hidalgo, en enero de 2019, que cobró más de 130 vidas.

Aún con la agresiva estrategia para hacer frente a este problema, la ordeña de hidrocarburos, de acuerdo con expertos, predomina en el norte y centro de México, rodeada de gran especulación sobre hasta dónde puede llegar la estructura criminal en este delito.

Washington llegó a insinuar que se necesita cooperación en este asunto, como parte de su agenda para encarar el tráfico de drogas y crimen organizado, que la Casa Blanca ahora califica de terrorista, e incluso ofreció enviar tropas a la frontera para combatir a los cárteles; pero la presidenta Sheinbaum ha sido tajante: los asuntos internos se resuelven en casa.

No sólo en el subsuelo hay disputas. También en los mapas. Lo que en México se llama con orgullo Golfo de México, en Estados Unidos algunos políticos lo han rebautizado como Golfo de América. No es un simple detalle lingüístico: hasta en el mar podemos ver la sombra del hegemonismo y la falta de respeto hacia el vecino meridional.

Si la soberanía revela una tensión histórica, en lo económico esa tensión se vuelve transaccional. En las colinas rojizas de Zacatecas, el agricultor Felipe Ruiz empieza su jornada antes del amanecer en el rancho El Álamo, donde cuida con esmero miles de plantas de jitomate. En el semidesierto de Fresnillo, su cosecha es una de las más codiciadas del continente.

Este verano lo visité junto a Adolfo Bonilla, su socio en la cooperativa Agrícola B 15. Su apuesta es clara: exportar. Pero el temor a nuevos aranceles de EU vuelve a ensombrecer el horizonte. La esperanza y la inquietud crecen bajo el mismo sol.

La eficiencia de la cadena logística es admirable: del tallo al supermercado en menos de 48 horas. En Texas, Arizona o más al norte, el jitomate mexicano es parte cotidiana de muchas mesas. Pero un solo decreto, una firma, puede romper esa delicada red tejida durante décadas.

Cuando se firmó el T-MEC, muchos, también consumidores estadunidenses, lo vieron como sinónimo de estabilidad y equidad. Hoy la realidad es otra: el tratado se volvió punto de partida de negociaciones; la equidad, una moneda de cambio; las reglas, herramientas de presión. El jitomate, rojo y brillante, ha quedado atrapado en la lógica desequilibrada de una relación cada vez más transaccional.

El 15 julio, el Departamento de Comercio de EU anunció que el tomate importado desde México tendrá un arancel de 17.09 por ciento, porque los mexicanos ofrecen el producto a un precio inferior que el de los productores estadunidenses, y eso afecta al mercado local.

En los foros internacionales, Shein­baum insiste una y otra vez en la importancia de la soberanía y en la necesidad de construir un mundo multipolar.

En la última cumbre del G-20, afirmó sin rodeos que ningún país debe imponerse sobre otro. Propuso mecanismos de cooperación más justos, donde cada país tenga derecho a ser escuchado. Frente a las presiones comerciales, mi­gratorias y diplomáticas, México no busca enfrentamientos, sino afirmarse con firmeza para afrontar con dignidad, con orgullo y sabiendo a quién representamos, que es a nuestro gran pueblo y a esta gran nación que tenemos, subrayó la Presidenta.

El 1º de agosto concluyó el plazo para que EU impusiera nuevos aranceles a sus socios comerciales, incluyendo México, lo que empujaría el derrumbe del orden comercial internacional vigente.

México y EU han mantenido negociaciones, pero al filo de que expirara el plazo impuesto por Washington para la entrada en vigor de nuevos aranceles, se pactó con Washington una prórroga de 90 días.

Sheinbaum, quien asegura que los problemas no se resuelven con la imposición de aranceles, trabaja en dos frentes sin echar toda la carne al asador: propone al vecino del norte una estrategia para reducir el déficit de EU con México sin que afecte la economía mexicana, mientras de otra parte centra sus esfuerzos de lograr, con su Plan México, fortalecer el mercado interno y el comercio con otros países.

La situación geopolítica del mundo actual vive un cambio profundo y turbulento, lo que a su vez supone una oportunidad histórica para consolidar con mucha fuerza la integración. Con este telón de fondo, hemos visto a los mandatarios mexicanos y brasileños sostener conversaciones telefónicas la semana pasada para buscar fortalecer y ampliar su cooperación en los ámbitos comercial, científico y educativo.

No podemos elegir a nuestros vecinos, pero sí podemos escoger un nuevo sendero de unidad y fortalecimiento con otros países latinoamericanos y del Sur Global que comparten nuestros valores para hacernos más fuertes.

* Periodista.

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