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Francisco Javier Vázquez Burgos

Layda, el reto

Layda tiene frente a sí un gran reto, todos los campechanos se han formado las más altas expectativas de su trabajo al frente del gobierno estatal, todos añoran que por arte de magia se obtengan resultados en materia de turismo, del campo, la pesca y en todas las actividades económicas, sin considerar el estado financiero en que recibió las finanzas de la entidad, y eso no es así, los resultados vendrán, pero habrá que esperar algunos meses para empezar a notar los cambios prometidos, como transparencia en el manejo de los recursos, eficiencia en el manejo de cada peso del presupuesto, combate a la corrupción y crecimiento económico, empleo, que es lo que más desean los campechanos.
Layda ya lo dijo, pidió paciencia y dijo que dar resultados no es cosa de magia ni de conjuros, no hay milagros en la administración y eso es cierto, la administración es un asunto de constancia, de buen manejo, y los resultados siempre son a largo plazo, lo menos que podemos hacer los campechanos es darle la confianza a la gobernadora, ella lucho muchos años por el cargo, de lo que se desprende que ese afán tiene buenas intenciones.
La gobernadora Layda Sansores ya fijo su meta, su plan, y ya explicó que los primeros meses se dedicaron a tratar de limpiar, y digo tratar porque al menos sabemos de dos o tres asuntos que hacen falta atender y de los cuales hablaremos más delante de este comentario, Layda se comprometió a trabajar en cinco misiones, con 42 objetivos, con 100 estrategias y 500 líneas de acción para conseguir las metas deseadas y planeadas.
La verdad que el plan es modesto, realizable, meterle al campo, y eso que parece tan sencillo es la base para el desarrollo de cualquier estado, producir los alimentos que se consumen, un excedente para comercializar y generar los empleos, que tanto falta hacen en las zonas rurales, pero a la par de estas acciones habrá que llevar desarrollo al campo, educación, servicios médicos, en fin, desarrollo, promesa que cada seis años reciben las comunidades y nunca les cumplen, y esperamos que ahora eso sea una realidad y no quede en promesa.
Turismo es otra gran alternativa, genera derrama, el tema aquí es que los prestadores de servicios les hace falta generosidad con sus empleados, de nada sirve que se desarrolle e impulse el turismo, si finalmente ese beneficio, producto del trabajo de todos, del apoyo del gobierno, y del esfuerzo mismo de los prestadores, sólo se quede en un sector, en los empresarios, pues con salarios tan raquíticos, empleos mal pagados los trabajadores no sienten el beneficio de ese sector, es más ni prestaciones tienen. Habría que analizar, que revisar, que buscar mecanismos que permitan que los beneficios no solo se queden en el empresariado, sino que también la clase trabajadora se beneficie.
El turismo en Campeche es tiro seguro, tenemos de todo, playas, selva, vestigios arqueológicos, una ciudad colonial, recintos amurallados, clima, de todo; faltan servicios, mejorar la infraestructura, la gente quiere visitar nuestros vestigios, y no hay transporte, no hay servicios de alimentos, hospedajes ni información de ellos, ni de cómo llegar, ahí es donde se habrá de tener que meter la gobernadora para atraer inversionistas, impulsar estos rubros, pero sobre todo mejorar la conectividad aérea, porque los vuelos de Campeche a México son caros y escasos, todo mundo se mueve por Mérida; también se podría aprovechar la cercanía con Chiapas que tiene un gran turismo, Palenque y está a escasas dos horas de nuestro estado.
Algo que gustó de sobremanera fue el anuncio sobre la creación del Instituto para Devolver a Campeche lo robado, ya queremos ver lo que se hace, y sobre todo su oferta de cero corrupción y en ese sentido esperemos que cumpla con la parte de su discurso cuando dijo que empezará por combatir la corrupción y ser enérgicos con quienes no entienden que son tiempos diferentes, y es que por un lado Layda quiere combatir la corrupción, pero hay un par de colaboradores que se están comportando de manera diferente.
Por ejemplo, el alcaide de la prisión, que lo vendieron como la octava maravilla, resultó ser bastante complicado y tener mucha experiencia pero para la pillería, pues ahora en Kobén, donde pasa de todo, está ocurriendo algo que nunca pasaba, se está relajando la seguridad para ver quién entra y quién sale, eso sí, a cambio de pesitos.
Dicen que hasta las visitas conyugales ya son un gran negocio, y hay otro tema que tiene que revisar, y no es culpa de Marcela, la titular de la policía, pero hoy como nunca los policías están pidiendo mordidas a los motociclistas y automovilistas. Escuchen las voces en la calle.
Ahí Layda tiene que observar a sus colaboradores, varios son muy ambiciosos, y tienen experiencia en cobrar sin trabajar, si Layda permite, por cariño y amistad, que sus colaboradores se comporten como lo hacían en el pasado los priístas, pues simplemente se habrá perdido todo su esfuerzo y se complicará alcanzar sus metas y transformar Campeche como todos esperan que haga y como ella prometió.
Layda tiene ante sí la oportunidad de hacer historia, como hizo su padre, que hasta la fecha lo recuerdan con cariño muchísimos campechanos, por el bien de Campeche esperamos y deseamos que logre sus objetivos.

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